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RUA DOS ANJOS PRETOS

HOMERO, DE NUEVO

HOMERO, DE NUEVO

"He aprendido la lección: Una montaña de azúcar es demasiado para un sólo hombre"

HOMER JAY SIMPSON

SÍ, TODO COMIENZA EN SEPTIEMBRE

SÍ, TODO COMIENZA EN SEPTIEMBRE

Normalmente esperamos que llegue el año nuevo para poner en práctica toda esa retahíla de promesas que comenzamos a redactar, día arriba día abajo, el 26 de diciembre. Algunos cachondos retrasan ese momento hasta el 28 y apuntan las ideas más descabelladas que se le pasan por la cabeza, como apuntarse a un gimnasio y promediar unas 40 abdominales por día o visitar la hemeroteca más cercana al menos dos veces por semana con la excusa de saber qué hechos relevantes acontecieron desde el día de su nacimiento hasta ahora, en cada uno de sus aniversarios.

Ya saben en qué terminan todas aquellas nobles propuestas. Llega febrero y nadie es capaz de recordar siquiera lo escrito en el papel de finales de diciembre. Si alguno ha puesto, de hecho, dejar toda clase de dulces atrás, se verá buscando horchata en Salamanca a finales de enero.

Algo parecido pasa en septiembre. El desarraigo que les provoca a muchos la vuelta a la ciudad, a su casa y al trabajo es tal que tenemos que proponernos actividades de lo más variopintas, sobre todo cuando estamos desnudos frente al espejo. Se han documentado casos acerca de esta clase de desarraigo, llamado también trauma post-vacacional o la puñetera misma mierda de todos los años,  tales como el de personas que se despiertan en mitad de la noche y tardan dos o tres minutos en saber dónde están y en reconocer su cuarto y, lo más grave, un par de minutos más en reconocer a su acompañante en la cama.

Estas promesas de cartón piedra que nos hacemos ahora son peores que las de Año Nuevo y los que aprenden la lección se dedican a acercarse al quiosco más cercano, elegir completamente al azar una colección a base de fascículos – lo mismo nos da que sea la reproducción en madera del Queen Mary II que los perfumes de Mata-Hari – y dejarle dicho al quiosquero que nos sea guardado cada semana el nuevo fascículo, aún a sabiendas de que no pasaremos del número 6, que suele coincidir con la segunda semana de octubre. Este año se lleva mucho el ajedrez de lo que antaño se conocía como La Guerra de las Galaxias, los cuentos inolvidables de Ferrandiz, Abanicos de Grandes Diseñadores, Esther y su Mundo, Las Grandes Sagas de la Novela Romántica y, sin duda alguna, el hit one, mi hiper-favorita: Vírgenes y Santos, una colección de 25 esculturas que comienza con Nuestra Señora de Lourdes y concluye con San Francisco de Asís.

Yo le hubiera dado un Óscar al que ha ideado ésta, porque con la que está cayendo entre la nueva subida del euribor, la reforma laboral y la próxima reforma de las pensiones a más de uno nos va ir haciendo falta refrescar la memoria y la nomenclatura de la hagiografía nacional y vamos a tener que vender la tele de plasma con la que vimos ganar a los nuestros el mundial para comprar un san pancracio y un ramillete de perejil, que no sé lo que será más caro ya.

Servidor, por ejemplo, se había hecho unas cuantas promesas, y eso que no he tenido vacaciones agosteñas. No las referiré todas, tan sólo la de perder un kilo cada cinco semanas hasta bajar siete y pasar a limpio todas las notas que escribí para una futura novela. Pero soy consciente de que de todas ellas, a finales de septiembre sólo quedará lo escrito en la columna de hoy. Así que me he decidido por el coleccionable de la Biblioteca Gredos a diez pavos semanales. Es una maravilla realmente, porque está todo lo que ya tengo en casa de literatura grecolatina y mucho más, hasta un total de 149 entregas, que sale por casi 1500 euros del ala. Es una buena manera de comenzar septiembre, leyendo a los clásicos y deseando interrumpir algo que sabemos interminable.

Porque, en el fondo, dejar las cosas a medias es también un acto de rebeldía. Y la vuelta al trabajo nos pide un pequeño acto de rebeldía para proclamar a los cuatro vientos nuestro disgusto. Por pequeño que este grito sea necesitamos propagarlo. Pero en esta sociedad idiotizada, como tampoco podemos alzar la voz en demasía y no nos atrevemos por miedo a no sabemos qué, pues intuyo que una buena manera es comenzar un coleccionable y dejarlo a medias.

Reconforta esa pequeña osadía en el tumulto civilizado de nuestras pequeñas miserias cotidianas.

 

Canción del día: Septiembre, Los Enemigos

Leído en Días de Radio el 6 de septiembre de 2010.

 



CALOR EN TODO LO ALTO

CALOR EN TODO LO ALTO

Hace tanto calor que hasta el Ritz ha salido en llamas, con nocturnidad y alevosía. Todo se derrite a una velocidad pasmosa y las ideas se nos licuan como un polo de limón, de los de palo de toda la vida, de ésos que te dejaban la lengua más amarilla que una fiebre amarilla.

Hace tanto calor que hasta las noctámbulas y noctívagas terrazas de verano en mi ciudad están desiertas de seres humanos, menos mal que en ellas los mosquitos del río juegan al mus y beben su tan preciada true blood, la bebida de moda entre vampiros y demás parásitos.

Hace tanto calor que el mismísimo Kiko Veneno ha manifestado en rueda de prensa que nunca más volverá a cantar en directo su tema Hace calor.

Hace tanto calor que hasta los controladores aéreos están pidiendo el alta porque, por lo visto, se está mejor trabajando con el aire acondicionado que en casa postrado en un sofa y viendo en las noticias cómo el mismísimo Ministro de Fomento te llama gandul, porque, por lo visto, la política se está derritiendo tanto tanto, también por culpa de este sol justiciero y vengador, que ya los ministros pueden pedirle a la Seguridad Social que controle las bajas de los trabajadores de este país. Mucho más preferible esto, claro está, a reconocer las deficiencias que desde hace lustros vienen soportando los principales aeropuertos de este país, con el beneplácito de las compañías aéreas, que ofertan viajes inexistentes y te cambian los vuelos por el mismo precio sin una mínima disculpa y sin posibilidad de reclamación alguna.

Hace tanto calor que ni dan ganas de mirar las portadas del interviú cuando uno pasa por un quiosco, y no nos paramos por miedo a leer en el diario de provincias de turno que estamos por quinto día consecutivo en alerta amarilla y que las sensaciones térmicas seguirán rondando los 50 grados. Eso son sensaciones fuertes y no lo de tirarse por un puente atado de una maroma de barco.

 

A la gente que me pregunta que si prefiero el verano al invierno siempre los he mirado con gesto de reproche, porque no doy crédito a semejante desfachatez. Es como comparar los almacenes Harrods, con todo su glamour victoriano, con un supermercado Aldi, con todos sus productos en oferta de marcas impronunciables. Yo, desde la experiencia adquirida por haber pasado más de 35 veranos en el sur de nuestro país, me decanto por el invierno de todas todas. Es que no hay color, vamos. Y más, desde que el mundo inventó ese prodigio de la ciencia que se llama Gore-Tex y puso en el mercado unas buenas y cómodas pantuflas. Las pantuflas, evidentemente, vinieron mucho antes, incluso mucho antes de los tiempos de Zipi y Zape, pero ahora están revisitadas, como gusta decir a los americanos, o redefinidas, que sería un palabro mucho más adecuado a nuestro universal idioma, tan perjudicado últimamente. Y el Gore-Tex, que es una inversión mucho más saludable que un calefactor, capaz de aguantar temperaturas hasta de 20 grados bajo cero.

Pero díganme ustedes cómo resuelve uno el problema de paliar una sensación térmica de 50 grados, si no es paseándose en pelota picada por la casa las 24 horas sin salir y con el aparato de aire acondicionado a todo lo que da, dejando derretir cubitos de hielo por la espalda y bebiendo zumos congelados hasta decir basta. Las piscinas, dirán algunos, pero no sirven para nada y tienes más peligros que ventajas, a no ser que sea una propia.

En nuestra comunidad tenemos una piscina, lo que supone un lujo. No me he zambullido en ella todavía y no creo que hoy lo haga. A algún promotor inmobiliario avispado y ávido de unos eurillos extras no se le ocurrió otra cosa que instalárnosla en la azotea del edificio, que ya son ganas de ir emulando a los grandes hoteles de Miami. Ustedes piensan piscina en la azotea y me miran con cara de envidia, pero hay que reflexionar un poco y pensar en la que está cayendo hasta las nueve de la noche por estas tierras en este julio decrépito y picapedrero. No hay toldos, no hay nada, sólo una ducha y un par de tumbonas. Eso sí, ves la ciudad y es un buen lugar para ir a hacer fotos nocturnas a esas maravillosas vistas que tenemos de un polígono industrial a la izquierda y de un colegio a la derecha. Por si fuera poco, tenemos unas imponentes vistas al puticlub más famoso de toda la ciudad. Lo que se dice un servicio completo de piscina comunitaria, vamos.

Hace tanto, tantísimo calor que me están entrando unos sudores de la muerte nada más que de escribirles esta columna, así que mejor les dejo ahí, derritiéndose detrás de las ondas, y me voy a la nevera a por una granizada de limón, a la que le echaré unas buenas gotas de su pertinente ron.

 

Canción del día: Kiko Veneno, Hace calor

p.d. Leído en Días de Radio en julio de 2010.

TANTO LEER EL COSMOPOLITAN

TANTO LEER EL COSMOPOLITAN

Tanto leer el Cosmopolitan, tanto hacer shopping, tanto desear que llegue la primavera para exhibir el morenazo rayos-uva y echar pestes de la lluvia... ¿Para qué? Llevan tiempo haciendo revistas para enseñarnos a vestirnos, hablándonos de tendencias tribales, del boho-chic y del vintage, metiéndonos en el salón de nuestra casa a Alexander McQueen o Nicholas Ghesquière, como si fueran obras expuestas en el Prado, introduciéndonos en los despachos de la Central Saint Martins de Londres para que conozcamos sus recovecos como algunos conocen los de la escuela de magia de Hogwarts… Repito: para qué, si  luego van y nuestras compatriotas hacen lo que hacen con el diccionario de la moda. Uno, que normalmente espera el cinco para ir a casa en la parada que hay en la Gran Vía a la altura de Cortefiel, se queda boquiabierto cada vez que ve a las chicas en masa corriendo hacia las perchas de ciertas tiendas con nombres impronunciables a enfundarse y embutirse 17 kilos de ropa que servirían de atrezzo para una película de Star Trek, o de los Picapiedra si estuviéramos hablando de época de rebajas.

Vamos a ver. Un poquito de recapitulación. El otro día, comentándolo con una amiga, llegamos a la conclusión de que la moda, definitivamente, está pasada de moda. No es por la crisis, llegamos a esa conclusión. La gente siempre ha sido hortera. Pero es que en esto de lo hortera no hay término medio. Para muchos el pret-a-porter es hortera y para los que se pueden permitir comprar  pret-a-porter todo el mundo menos ellos son horteras. Es una regla indiscutible para entrar a formar parte del juego de las fashion victims. Que ésa es otra: ves a la gente autoinculpándose de ser unas fashion victims y combinando chándal con camiseta de tirantes imitando la piel del hermoso leopardo. El término no es el correcto, buena mujer, lo que usted quiere decir en realidad es una compradora compulsiva.

No es que yo vaya hecho un pincel, precisamente. Tengo mis dos o tres tiendas y de ahí no me sacan. Las notas de color las pone mi suegra, con eso se lo digo todo. Pero creo que hay cosas insoportables. Por ejemplo: el condenado pantaloncito de pescador. ¿No inventaron la palabra “ostracismo” para esa prenda? Digo yo que sí. ¡Dios! ¿Quién fue el inventor? ¿Por qué no lo ejecutaron en plaza pública? ¿Qué lleva a la mujer a pertrecharse así? Normalmente, suelen ser vaqueros o negros, pero hay excepciones. A saber: por el barrio del Infante se me cruzó ayer uno de ellos fosforito; ya saben, ese tipo de verde que estresa la vista. Y qué pasa, que esa gente no tiene amigas o qué. No sé, algún novio, alguien lo suficientemente valiente u hombre para decirle: chica, esos pantalones te hacen un culo espantoso. Y lo más de lo más. Llegan y antes de eso se encasquetan un tanga negro. Es que debe de ser frustrante que te pongas un tanga y que nadie lo sepa. Pues hala, oído cocina, todos enterados. Adiós a la libido. Y más si tenemos en cuenta la combinación demoníaca por antonomasia: pantalones de pescador BLANCOS con tanga NEGRO. Casi ná. Y para rematar, lo más de lo más, el más difícil todavía. Para Libro Guiness, oiga. Conjúntenme esto dicho con lo divine-divine: camiseta de tirantes blanca (exterior) con sujetador de tirantes negros (en el interior). Hala, como una especie de quiasmo de la moda. Que suena de lo más pedante, pero es así.

         ¿Por qué lo hacen? Digamos que los caminos del Señor son inescrutables. Y el gusto de algunas mujeres inconcebible. Pero si hay algo que no entiendo, por más vueltas que le doy, es lo de los sujetadores con tirantes de plástico del todo a cien. Vamos a entendernos: no se me alarmen. Que lo entiendo. Que reconozco su utilidad. Pero hay cosas y cosas. Que digo yo que lo de ponerse “eso” con un escote “palabra de honor” ya supera el razonamiento darwiniano. Que el pobre antropólogo universal no tendría que haberse ido a islas del más allá para corroborar ciertas teorías. Con pasearse por El Corte Inglés (con mascarilla, eso sí) le hubiera bastado. Unos minutejos por allí, sección oportunidades, y te das un empacho de antropología del quince.

Canción del día: Ini Kamoze - Here Comes The Hotstepper

Leído en Días de Radio en julio de 2010

LA MULTITUD DEL INDIVIDUO

LA MULTITUD DEL INDIVIDUO

Individuo. Palabra que determina a muchos seres indivisibles, pero que tiene un plural muy diferente. Es un plural que ni siquiera es plural, hay que acudir a otro sustantivo. Llámenlo como más les plazca: sean modernos y díganle banda o tropa; sean agresivos y llámenlo manada, rebaño o camada; sean burgueses y llámenlo gremio. Es indiferente, al fin y al cabo, estaremos hablando de una multitud.

El individuo es a la multitud lo que el juego del solitario a la discoteca. El individuo entra a una biblioteca, a un teatro para ver una ópera o a unos grandes almacenes y en su fuero interno sigue siendo un individuo. Pero entra a un estadio de fútbol a ver un partido o un concierto y muda su semblante, se vuelve multitud, porque en su fuero interno se siente multitud.

La multitud es ese sustantivo poco uniforme en cuanto a número e integridad, que podría acabar con la crisis de un plumazo si se lo propusiera, que podría bajar los precios de la gasolina o del tabaco en cuestión de horas si se lo propusiera, igual que antaño derrocaban gobiernos y decapitaban reyes. Pero incapaz de hacerlo porque como individuo cada uno de los integrantes de la multitud han sido adiestrados para la domesticación masiva, que ha decidido desatascar sus penas y glorias a través de los eventos deportivos o a través del escape del entretenimiento.  

Una multitud es como un escape de gas. No pasará nada y se irá mitigando el peligro de explosión siempre y cuando no se prenda una mecha que provoque la combustión. Normalmente, en una multitud el detonante suele ser el pánico que revierte de la sensación de peligro. Cuando éste aparece, el individuo sabe qué tiene que hacer en todo momento: mantener la calma y dejarse evacuar, sabe que el miedo es gratuito y secundario, porque todo está preparado para las eventualidades. Pero la multitud no lo sabe e, inconscientemente, está buscando la mecha.

Hagan la prueba con un simple experimento cuando más le plazca. Puede ser en la cola de un banco por ejemplo. El individuo sabe que ha de aguardar su turno y que los empleados de banca son unos ineptos que les quitan el ordenador y la calculadora y no saben dónde guardan las llaves del coche, pero se mantienen en silencio: leyendo poesía, consultando su i-phone o recordando qué han de comprar en el Mercadona. Así aguantarán lo que le echen, sin decir ni media. Pero pruébelo, diga usted cualquier cosa, no hace falta que sea un exabrupto, con un resoplido o un suspiro puede valernos, dependiendo de la envergadura de la cola y de la cara de torpe del empleado que nos ha tocado. Automáticamente, alguien que esté cerca de usted saltará, dirá que lleva así más de 20 minutos y otro dirá que no le va a dar tiempo a recoger a los niños del colegio, o de la piscina, dependiendo de la época del año en cuestión.

La multitud es melodramática y propensa, por ende, al drama. Como individuo sabe perfectamente que unas previsiones de más de un millón de personas en una fiesta como la del trágico Love Parade del último fin de semana no son las más idóneas para atravesar un túnel de 200 metros que nos permitirá entrar a un recinto. Pero el individuo ya no es tal, en los aledaños de ese túnel siniestro ya hace horas que se ha convertido en multitud. Al otro lado del túnel está la luz, está la música, las drogas y la eventualidad del sexo fortuito o furtivo. Y el individuo se pone esa extraña máscara impenetrable de la colectividad que deviene en el ocaso de los dioses y se va corriendo a por el queso, a sabiendas de que lo han colocado en una ratonera.

Más tarde, desde el sofá de casa de cada uno, o desde las tumbonas playeras, vendrán los golpes de pecho, los arrepentimientos y las ganas de fustigar a alguien y de señalarle con el dedo. Como individuos, sabemos que, analizando la situación, hay una gran probabilidad de que eso ocurra, con los datos en la mano. Pero ante el suceso nos tornamos de nuevo multitud y buscamos la lapidación, y hasta que no lapidemos no nos quedaremos a gusto. Y si no, tiempo al tiempo.

 

Canción del día: Kraftwerk, The Model

Leido en Días de Radio el 29 de julio de 2010.

 

p.d. la foto, recogida de la agencia Efe.

LOS CUENTOS DE HADAS DE WOODY

LOS CUENTOS DE HADAS DE WOODY

Así es; solamente puedes alcanzar la felicidad si te aíslas en tus cuentos de hadas y falseas la realidad. La única forma de vivir feliz es negando la realidad y comprando ilusiones que den sentido al universo. Existe toda clase de fantasías para negar la aflicción de la condición humana.

 

WOODY ALLEN, en XL SEMANAL, 15 de agosto de 2010, p. 20

LA QUE SE NOS VIENE ENCIMA

LA QUE SE NOS VIENE ENCIMA

Mucho es lo que promete el tráiler. Lope de Vega recitando su reconocido soneto que concluye con Esto es amor: quien lo probó lo sabe, mientras en las imágenes se ve al prota cabalgando a trote ligero junto a la inconmensurable Leonor Watling.

Prepárense: la que se nos viene encima va a ser gorda. Ríanse ustedes del biopic que Monleón hiciera de Jaime Gil de Biedma.

¡Lope de Vega era en realidad el capitán Alatriste!

EL SURREALISMO SIGUE VIVO

EL SURREALISMO SIGUE VIVO

Los que piensen que el surrealismo ha muerto están equivocados. Hoy más que nunca está vigente, vive con nosotros y nos hace la cama diariamente.

Por ejemplo en el cine, esa pantalla gigante que ya dio tantas muestras y tantos frutos con aquellos actores cómicos mudos, que hacían reír con sólo mover una ceja y que tanta gracia harían a Alberti, que les dedicó un libro tan hermoso como Yo era un tonto y lo que he visto me ha vuelto dos tontos. Hoy no son pocos los que rinden velados o indiscriminados homenajes a los personajes del cine mudo. Desde Paul Auster y su Libro de las alucinaciones, hasta Tim Burton o Quentin Tarantino en su última y poco comedida Malditos Bastardos.

El surrealismo no es sólo un sueño de Tzara, un óleo de Picasso. Hay más surrealismo en cualquier frase de Jorge Javier Vázquez que en Un perro andaluz de Buñuel. Más surrealismo en una mirada atávica de Doña Belén Esteban que en El Jardín de las Delicias de “El Bosco”, precursor junto a Archimboldo de este movimiento francés surgido del dadaísmo y acuñado por el maestro Apollinaire. Por ello, si en la segunda mitad de los veinte el Surrealismo estuvo al servicio de la Revolución, ochenta años más tarde lanza un hermoso giro, y se pone al servicio de la Televisión, que en tanto y en tan poco se le parece.

Tanto se nos ha ido inoculando lentamente – desde Torrebruno y Laura Ingalls – que hoy es un ente vestido de paisano que puebla los platós de televisión y se regocija a sus anchas. Lo que nos pasa es que ya no sabemos identificarlo, pues se da en nuestras vidas de forma cotidiana gracias a la propaganda televisiva a cerca de las bienaventuranzas de esas caballerescas “muestras de realidad”, en las que ciudadanos de a pie, supuestamente, se ven en tesituras anormales para que el espectador comprueben cómo es en realidad el ser humano.

 

Pero he de reconocerlo: cuando creía que ya no podía subirse las cotas de surrealismo de Mercedes Milá admonizando a toda una nación sobre qué es ético y qué no lo es, se ha logrado. Las cumbres más altas del surrealismo, como no podría ser de otra forma, han venido a concentrarse en nuestro país y en forma de largometraje. Es lo más surrealista que yo haya visto, y miren ustedes que me he tragado televisión a lo largo de mis días. Y de tan simple que resulta, pasma. Emana tanta fuerza, es tan contundente el resultado que asusta y tras ver el momento álgido no podemos más que levantarnos y prorrumpir en aplausos hasta quedar exhaustos, ahítos ante tanto gozo. Que la gran pantalla haya logrado juntar en un mismo plano a dos monstruos del humor como Leslie Nielsen y Chiquito de la Calzada es un triunfo del surrealismo sin precedentes. Ríanse ustedes de los Collages de Joan Miró o a los frottages de Max Ernst.

Unir por arte de birlibirloque al mejor actor de todos los tiempos de lo que se conoce como spoof movies con el Mel Brooks andaluz por antonomasia, capaz de crear un diccionario de la lengua del humor y mantenerlo vigente  casi veinte años ha de convertirse en leyenda dentro de la comedia española. A la altura de Atraco a las Tres o El Astronauta; donde también, si me lo permiten, hay grandes dosis de surrealismo.

Estoy convencido de que tanto Salvador Dalí como Man Ray o Rafael Alberti quedarían entusiasmados con este encuentro. Ellos que tanto hicieron por difundir el cine mudo y darles voz, dotando de palabra a los que de ella no necesitaban para hacerse entrañables. Quizá a Leslie Nielsen le venga de raza, pues su tío fue también actor, y de cine mudo. Lo de Chiquito, como su paisano Picasso, permítanme que exagere, es de otra galaxia. Pero qué afortunados somos de tenerlo entre nosotros. Cuánto hermoso surrealismo pueblan las venas de sus manos.

 

Canción del día: Vuelta de Paseo, Enrique Morente y Lagartija Nick

Leído en Días de Radio el 9 de diciembre de 2009.

Anexo.

 

EL LECTOR ANÓNIMO

EL LECTOR ANÓNIMO

Es una pena que a día de hoy no sepamos quién hizo esta foto. Son los misterios del arte. Aún siendo anónimo, sigue sabiendo cómo transformarse en arte.

copyright: 2008 Hulton-Deustch Collection / Corbis

p.d. regalo de Natalia Aleixo


LOS LADRIDOS DE BEETHOVEN, ¿OTRA SINFONÍA DEL NUEVO MUNDO?

LOS LADRIDOS DE BEETHOVEN, ¿OTRA SINFONÍA DEL NUEVO MUNDO?

Hace unas semanas bromeaba con mi pareja a causa de un anuncio collage publicitando Málaga en la que salía Pablo Ruiz Picasso. Ella, la pobre, tan francesa para sus cosas, ignoraba que el pintor fuera malagueño, y pensaba que era catalán. Yo le dije que no se preocupara en exceso, que por lo menos sabía quién era a golpe de foto, que dentro de 20 años seríamos muy pocos los que reconoceríamos su rostro, a pesar de que millones seguirían aplaudiendo su firma.

Pero, como siempre, los estadounidenses son unos adelantados para el difícil arte de la IGNORANCIA en mayúsculas y ahora salen con la noticia de que los que van a entrar este año en las universidades, según la encuesta con la que se elabora la lista mindset, aseguran que Alemania nunca estuvo dividida y reconocen abiertamente que Beethoven era un perro, aunque no sabemos por qué oscuro secreto de su pasado lo tildan así, aunque me aventuro a especular que fue por el incidente de Teplice.

BUSCANDO CASA, ENCONTRANDO LLAVES

BUSCANDO CASA, ENCONTRANDO LLAVES

Bueno, pues como no nos cansamos de escucharlo por todos sitios, nos hemos lanzado a la piscina de la compra de una vivienda, por la cosa de especular con afianzarnos nuestro futuro, como si una hipoteca a más de 25 años fuera un apuntalamiento de algo. Hemos escuchado durante el primer semestre del año, agonizante ya, que es un momento idóneo, puesto que los precios no han de descender más.

Ojo, no porque la gente no tenga necesidad perentoria de vender, que siempre los habrá de este tipo con la que nos ha tocado lidiar, pues estos son morlacos y no los que pondrán en los inminentes sanfermines que se nos avecinan. Se para la caída en picado de los precios porque las inmobiliarias y las constructoras quieren salvar los muebles como sea y seguir sacando su tajada. Es duro pensar que, con esta crisis, ninguno de ellos podrá emular en breve al famoso Pocero, navegando su infamia y sus tumultuosos delitos en un yate de tropecientos millones. Eso duele cada 90 de 100 a un español: ver que uno ha hace lo mismo que tú, que se dedica a lo mismo y que él ha triunfado, dándose barrigazos a diestro y siniestro y que tú no puedes. Y nos da lo mismo que las causas sean lícitas o no. Nos cabrea sí o sí.

Así que, por una vez, con nuestros dos sueldos funcionariados y recortados, pero seguros y poniéndole velas a San Antonio, nos decidimos a pescar en río revuelto. El Señor Cotallo, hábil promotor, nos aseguraba que de tenerlo decidido nos tiráramos a la piscina sin trampolín, que los bancos habían abierto de nuevo el grifo y que los embalses este año están llenos. Le preguntamos por el temilla de la subida del IVA y nos dijo que para qué preocuparnos por un minúsculo tanto por ciento de nada cuando estamos hablando de comprar la casa de nuestros sueños.

Nosotros sabemos de antemano, por familiaridad con nuestros amigos y conocidos, que la casa de nuestros sueños se queda pequeña en cuanto aparezca un churumbel merodeando por sus cuatros esquinas y lo que hasta ese momento era jardín edénico o, al menos, botánico, se convierte en una especie de Guantánamo donde uno siente claustrofobia a la hora de la siesta y del que tiene que huir, aunque sea excavando en la arena con una cucharilla de las de café.

Pero no le dijimos nada al tal Cotallo. Que, además, fue tan amable que nos pasó con la sonriente señora López. Ésta nos aseguró que en pisos de menos de 60 metros cuadrados no se iba a notar la subida del IVA y que siempre estábamos dispuestos a hacer un apaño con el impuesto, como en los comienzos del 86. Ahora o nunca. No bajarán más los precios: no nos lo podemos permitir. Si esperan, llorarán dentro de un par de años haber perdido una oportunidad como ésa. Su voz me recordaba a la de una vendedora ambulante de medias, pero me abstuve de decírselo, porque ya la estaba viendo endosándome un cuchitril de 40 metros a precio de Gran Vía madrileña.

Nos preguntaron por el tema de las nóminas, hábilmente. Dijimos que éramos funcionarios con trienios y en seguida salió el tema de la crisis, pero, aún así, sus ojillos salpimentones brillaron codiciosos y comenzó a decirnos que era el momento, que presumiblemente en agosto volvería a caer la vivienda libre pero que nunca se sabe, que también se daba por sentado que España iba a ganarle a Suiza y luego lo que pasó.

Ahí fue cuando le saqué una entrevista a la Señora María Antonia Trujillo, que sabe de esto mucho más que nosotros por la cosa de haber sido ministra hasta el 2007 y le pregunté que qué opinaba ella como gestora inmobiliaria sobre lo que decía de que ella no compraría ahora porque habrá más bajada de precios.

Ella contestó como si estuviéramos en una cena privada que los rojos esos de mierda siempre van tocando las pelotas y que no le hiciéramos caso a ninguno. Si por mí fuera, vivirían todos debajo de un puente.

Así que con la mayor parsimonia del mundo,  le dije que me había convencido definitivamente, tiré de mi cartera y saqué lo que ella pensó sería un talonario y que acabó convirtiéndose en mi carné de sindicalista de la UGT y le dije que nos volviera a llamar cuando vendiera adosados debajo del puente y a ella la tuviéramos de vecina. Y, sinceramente, se nos quitaron las ganas de seguir indagando.

 

Canción del día: Radiohead, No Surprises

Leído en Radio Candil, en junio de 2010.

 

 

 

 

¿POR QUÉ AMBROSIO ES TAN ACTUAL? EJEMPLO 1

¿POR QUÉ AMBROSIO ES TAN ACTUAL? EJEMPLO 1

HISTORIADOR, s. Un chismoso de boca ancha.

Ambrose BIERCE, El diccionario del diablo. Valdemar, 1996, p. 127

 

EVA: REGARD PERDU

EVA: REGARD PERDU

El autor de esta pequeña maravilla es el holandés RICHARD BROCKEN, con la que se adjudicó este año el premio Sony World 2010, en la categoría de retrato aficionado. La protagonista, su hija Eva.

La foto llega hoy cortesía de Sony World Photography Awards 2010, y debe de ser algo chungo lo de no ponerlo porque el propio Richard lo ha hecho en su local de Flickr.

Que aquí les dejo, por si les apetece darse una vuelta.

RICHARD BROCKEN.

RÉQUIEM POR LA CANCIÓN DEL VERANO

RÉQUIEM POR LA CANCIÓN DEL VERANO

La canción del verano ha muerto. Parece un hecho consumado que las discográficas ya no apuestan por dar pienso para cebar los ingresos de todos los disco-pubs y orquestas de pueblo del ámbito nacional. Por lo que hemos podido saber desde estas ondas, Macarena está casada y es una apuesta madre de dos hijas, las bombas ya no son símbolo de una alegría descontrolada sino de dolor y devastación, como venía siendo su costumbre tradicional y el traductor de google ha conseguido descifrar el mensaje encriptado del aserejé, que resultó ser una receta para combinar barbitúricos con batidos de frutas exóticas con el único ánimo de rebajar el trauma postvacacional.

El mundo toma este deceso como algo normal y así prepara sus móviles para poder bajarse la música de los anuncios, en ausencia de esas obras de arte que han hecho palidecer al que fuera su mentor, Georgie Dann, como Mueve tu cu-cu o Que la Detengan.

A los españoles nos gusta quejarnos, es nuestro deporte favorito, más incluso que eso de estar dejándolo todo para el próximo día, para más tarde. Y estos dos veranos últimos ha pesado mucho más esa sensación de falsa crisis en la que a todos nos gusta estar para pensar que estamos mucho mejor que el vecino y que gustirrín que me da por lo bajini que el del estanco haya cerrado, a ver qué hace ahora con el audi que se compró. En este tiempo de incertidumbres económicas y financieras no hay espacio para estribillos facilotes y machacones, de esos que se meten en tu vida como una traicionera jaqueca, que te recuerda que está ahí cuando vas en el metro o hablas con tu jefe, mejor dicho, cuando tu jefe te exige el último documento o la última factura ultraurgente. A nadie le apetece bailar despreocupado al ritmo de cierto sonsonete estival, con la que está cayendo, a ver cómo hago frente a los tres préstamos y a la hipoteca con este panorama y de salir esa canción que resume la felicidad en tres minutos cambiaremos el dial a la COPE para que nos dicten cómo es la verdadera realidad.

A pesar de todo esto, hay descerebrados que aún se aferran a lo utópico y sueñan en colores. Se dejan llevar por lo fácilmente accesible de la publicidad – que ha sabido aguzar los cinco sentidos para sobrellevar la crisis, atacando a las marcas blancas como si de una nueva lepra se tratara, como si Nestlé o Coca-Cola fueran a extinguirse por un par de miles de desahucios o de insolvencias – y afirman que aún hay vida para la ofrenda estival. La que más ha sonado ha sido la de un anuncio de cerveza y su empalagoso estribillo, que en ocasiones les habrá parecido como un caramelo de toffee pegado en el cielo del paladar. Ha luchado por conseguir el puesto con un engrudo que todo el mundo silbaba recordando a Chanquete y que decía algo así como:

Lo mío es duro y lo tuyo es blando, dulce como el mango.”

Y con otra del mismo cariz, resumen del carpe diem de inicios de siglo XXI:

“Si es verdad que tu ere´ guapa, / Yo te voy a poner gozar /
Tu tiene la boca grande / Dale ponte a jugar”
Canciones al fin y al cabo que comparten alguno de los recursos para llevarse el trofeo, 
como el de ser bailables y fácilmente reconocidas por el público,
cultivo de polifonías de móviles de última generación y de radio-fórmulas poco
solidarias con el recientemente estrenado parado; pero canciones que  carecen de ese
estribillo machacón inidentificable en todo momento y a los que no se puede
recurrir ante situación, como las míticas No te olvides la toalla cuando vayas
a la playa
o El Venao. A ver quién se atreve a decirle a su jefe a las diez de la
mañana lo de “lo tuyo es blando, dulce como el mango” o a silbarle como lo hacían
los de Chanquete; quién el que se enfrenta a las hordas de lo políticamente correcto
en un metro de hora punta cantando lo de “tu tiene la boca grande /
dale ponte a jugar
”.

Así, rezando para que la recesión retorne a sus mínimos más mínimos y para que los hosteleros puedan subir la caña de cerveza puntualmente cada semestre, ruego a los dioses de las emisoras para que regresen las alegres insinuaciones de Georgie Dann que a todos arrancaban una sonrisa o los acertijos de las ketchup, que a nadie ofendían. Pero en tiempos de crisis quizá sea más  necesaria la ofensa que la canción del verano. Siempre y cuando nos garanticemos el pan nuestro de cada día.

 

Canción del día: No te olvides la toalla cuando vayas a la playa, Puturrú de fua

Leído en Días de Radio el 8 de septiembre de 2009

MAÑANA TENDRÉ TIEMPO

MAÑANA TENDRÉ TIEMPO

                          (...) Mañana tendré tiempo

para encerrarme y apretar los dientes. Ahora toda la vida

Son las nubes, las plantas y las calles, perdidas en el cielo.

 

De Canción, Cesare Pavese, Lavorare Stanca.

UN DIEZMO POR JAVIER EGEA

UN DIEZMO POR JAVIER EGEA

¿No te voy a querer

Si es un diezmo el amor?

 

¿No sientes el fusil de los recaudadores,

Aquí, contra la nuca?

 

de Paseo de los tristes, Javier Egea, col. Maillot Amarillo, Granada, 3ª ed, 1996.

APARTA DE MÍ ESTE CÁLIZ, CÉSAR

APARTA DE MÍ ESTE CÁLIZ, CÉSAR

¡Cuídate, España, de tu propia España!
¡Cuídate de la hoz sin el martillo,
cuídate del martillo sin la hoz!
¡Cuídate de la víctima apesar suyo,
del verdugo apesar suyo
y del indiferente apesar suyo!
¡Cuídate del que, antes de que cante el gallo,
negárate tres veces,
y del que te negó, después, tres veces!

 

César Vallejo, España, aparta de mí este cáliz, poema XIV

LA SOLUCION

LA SOLUCION

Y si ésta es la solución para España que promueven las encuestas hechas por los estadistas y analistas políticos de Vocento, es que España ya no tiene solución ninguna.

MANOLO ESCOBAR RESPIRA ALGO MÁS ALIVIADO

MANOLO ESCOBAR RESPIRA ALGO MÁS ALIVIADO

Ayer, según sentencia de las crónicas, tuvo que ser un gran día para el ínclito Manolo Escobar. Ya no tendrá que preocuparse por los problemas de sus titis con las minifaldas. Al menos, en Cataluña.

LETRA PEQUEÑA

LETRA PEQUEÑA

Estas leyes incluyen restricciones sobre destinos, usuarios finales y uso final. Entre otras, se prohíbe transferir el software o servicio, sin contar con el permiso pertinente del gobierno de los EE. UU., a ninguno de los miembros de las listas de exclusión de dicho gobierno (consulte las Listas que se deben comprobar del Departamento de Comercio); a los gobiernos de Irán, Sudán o Cuba; o a los miembros prohibidos del Partido Comunista de Cuba. Usted declara que no figura en ninguna de tales listas, que no está controlado por ninguno de sus integrantes ni por ninguna de las entidades anteriores, y que no es un agente de éstos.

 

Extraído de la última actualización del acuerdo de servicio de Windows Live de Microsoft.