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RUA DOS ANJOS PRETOS

TANTO LEER EL COSMOPOLITAN

TANTO LEER EL COSMOPOLITAN

Tanto leer el Cosmopolitan, tanto hacer shopping, tanto desear que llegue la primavera para exhibir el morenazo rayos-uva y echar pestes de la lluvia... ¿Para qué? Llevan tiempo haciendo revistas para enseñarnos a vestirnos, hablándonos de tendencias tribales, del boho-chic y del vintage, metiéndonos en el salón de nuestra casa a Alexander McQueen o Nicholas Ghesquière, como si fueran obras expuestas en el Prado, introduciéndonos en los despachos de la Central Saint Martins de Londres para que conozcamos sus recovecos como algunos conocen los de la escuela de magia de Hogwarts… Repito: para qué, si  luego van y nuestras compatriotas hacen lo que hacen con el diccionario de la moda. Uno, que normalmente espera el cinco para ir a casa en la parada que hay en la Gran Vía a la altura de Cortefiel, se queda boquiabierto cada vez que ve a las chicas en masa corriendo hacia las perchas de ciertas tiendas con nombres impronunciables a enfundarse y embutirse 17 kilos de ropa que servirían de atrezzo para una película de Star Trek, o de los Picapiedra si estuviéramos hablando de época de rebajas.

Vamos a ver. Un poquito de recapitulación. El otro día, comentándolo con una amiga, llegamos a la conclusión de que la moda, definitivamente, está pasada de moda. No es por la crisis, llegamos a esa conclusión. La gente siempre ha sido hortera. Pero es que en esto de lo hortera no hay término medio. Para muchos el pret-a-porter es hortera y para los que se pueden permitir comprar  pret-a-porter todo el mundo menos ellos son horteras. Es una regla indiscutible para entrar a formar parte del juego de las fashion victims. Que ésa es otra: ves a la gente autoinculpándose de ser unas fashion victims y combinando chándal con camiseta de tirantes imitando la piel del hermoso leopardo. El término no es el correcto, buena mujer, lo que usted quiere decir en realidad es una compradora compulsiva.

No es que yo vaya hecho un pincel, precisamente. Tengo mis dos o tres tiendas y de ahí no me sacan. Las notas de color las pone mi suegra, con eso se lo digo todo. Pero creo que hay cosas insoportables. Por ejemplo: el condenado pantaloncito de pescador. ¿No inventaron la palabra “ostracismo” para esa prenda? Digo yo que sí. ¡Dios! ¿Quién fue el inventor? ¿Por qué no lo ejecutaron en plaza pública? ¿Qué lleva a la mujer a pertrecharse así? Normalmente, suelen ser vaqueros o negros, pero hay excepciones. A saber: por el barrio del Infante se me cruzó ayer uno de ellos fosforito; ya saben, ese tipo de verde que estresa la vista. Y qué pasa, que esa gente no tiene amigas o qué. No sé, algún novio, alguien lo suficientemente valiente u hombre para decirle: chica, esos pantalones te hacen un culo espantoso. Y lo más de lo más. Llegan y antes de eso se encasquetan un tanga negro. Es que debe de ser frustrante que te pongas un tanga y que nadie lo sepa. Pues hala, oído cocina, todos enterados. Adiós a la libido. Y más si tenemos en cuenta la combinación demoníaca por antonomasia: pantalones de pescador BLANCOS con tanga NEGRO. Casi ná. Y para rematar, lo más de lo más, el más difícil todavía. Para Libro Guiness, oiga. Conjúntenme esto dicho con lo divine-divine: camiseta de tirantes blanca (exterior) con sujetador de tirantes negros (en el interior). Hala, como una especie de quiasmo de la moda. Que suena de lo más pedante, pero es así.

         ¿Por qué lo hacen? Digamos que los caminos del Señor son inescrutables. Y el gusto de algunas mujeres inconcebible. Pero si hay algo que no entiendo, por más vueltas que le doy, es lo de los sujetadores con tirantes de plástico del todo a cien. Vamos a entendernos: no se me alarmen. Que lo entiendo. Que reconozco su utilidad. Pero hay cosas y cosas. Que digo yo que lo de ponerse “eso” con un escote “palabra de honor” ya supera el razonamiento darwiniano. Que el pobre antropólogo universal no tendría que haberse ido a islas del más allá para corroborar ciertas teorías. Con pasearse por El Corte Inglés (con mascarilla, eso sí) le hubiera bastado. Unos minutejos por allí, sección oportunidades, y te das un empacho de antropología del quince.

Canción del día: Ini Kamoze - Here Comes The Hotstepper

Leído en Días de Radio en julio de 2010

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