Esta receta es la típica con la que cualquier soltero de oro tendrá un quince por ciento más de posibilidades de llevarse a la cama a la que haya invitado a cenar. Ojo, no merece la pena gastarse la pasta en jovencitas casi anoréxicas que no sabrán apreciar el gran esfuerzo que haces por tirártelas (y mucho menos, el resultado del pato). A no ser que sean pseudos-francesas o pijas (bueno, éstas últimamente casi tampoco).
Ingredientes:
1 Magret de Pato de unos 400 gramos.
200 gramos de setas
Aceite
Sal Maldon
Algo de Moscatel
Cebollitas francesas (para decorar, opcional)
1. Se recomienda para este sencillo plato cualquier tipo de seta, que no sea de las venenosas , porque si no luego es un rollo digerirlas bien. Sobre todo, aquéllas que están ya limpitas y en bandejas en cualquier gran superficie (excepto campos de fútbol y alrededores de centrales nucleares: si te las encontraras, recela de éstas). Soltarán más agua cuando las hagamos, pero son mucho más prácticas.
2. Las ponemos en una sartén, salpimentadas.
3. Colocamos el magret en otra sartén, sin trocear, de una sola pieza. Esto implica que gastaremos y ensuciaremos otra sartén, así que convéncete antes de acudir a esta receta de que el polvo realmente lo merece (excluye a las conocidas por chat, que siempre envían la foto de una amiga).
4. Ahora viene lo más importante. Hay que hacer unos cortes en la grasa del magret, como cuando pelamos un mango a lo fino, para quedar bien, en cuadraditos. Y, sobre todo:
4.1. Nada de aceite en la sartén del pato.
4.2. El magret lo pondremos con la grasa (la parte más blanca) hacia abajo. A un fuego fuerte durante tres minutos.
5. Daremos la vuelta (a ser posible, no te valgas de los dedos, sino de un pincho de cocina o un tenedor) y lo dejaremos hacerse tres minutos más por el otro lado, hasta que termine de dorarse.
6. Para entonces, las setas ya deberían estar doraditas. Si te quedan con mucho agua, retírasela con cuidado, en el fregadero y ayudándote de una tapa.
7. Aparta el magret del fuego y lo reservas.
8. Y ahora no se te ocurra cometer estupideces. Toma la grasa que habrá quedado en la sartén de dorar el pato y desglásala con un chorrito de Moscatel o Pedro Ximénez , a tu gusto y al gusto de tu bolsillo.
9. Ya se acerca el momento mágico de toda receta. Deja que se reduzca por lo menos un tercio la mezcla de grasa con el moscatel y añádesela a las setas.
10. A la hora de la presentación, hazle una cama de setas al magret. Esto es: Córtalo en lonchitas de alrededor de un centímetro y ponlo encima de las setas. Con lo que haya quedado de reducción en la sartén, rocíalo o nápalo (si te has pasado con el Moscatel).
11. Por último, pones algo de Sal Maldon sobre el pato y, si has tenido tiempo, habrás caramelizado unas cebollitas francesas para decorar .
Si después de eso no triunfas con la elegida de turno, házselo (no vale recalentar, que sospecharía) a tu novia cuando vuelva del pueblo y ella sabrá, al menos, agradecértelo.