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RUA DOS ANJOS PRETOS

HE TENIDO UN SUEÑO

HE TENIDO UN SUEÑO

A vueltas con un artículo que el señor Falcó publicaba hace unos días en un periódico extremeño local y localista, he tenido un sueño. Como el de Luther King, pero a lo bestia. En ese sueño lo comentaba en voz alta: he tenido un sueño, a lo Forrest Gump en su discurso improvisado en Washington. El FBI después de decir aquello me interrogaba. Era el chico protagonista de la serie Bones, Seeley Booth, y llevaba unos calcetines escandalosamente rojos, de Roger Rabbit. La hebilla del cinturón era una cassette de plata, muy hortera. Me decía que les había llegado un soplo de la SGAE y que tenía que pagar 12 euros de royalties a la familia del pastor bautista por decir esas mismas palabras en voz alta. Yo intentaba hacerle entender que no, pues estaba convencido de que en mi sueño lo había dicho en legible castellano y no en inglés, pues dentro del sueño era consciente de que soñaba en castellano, y le explicaba al agente Booth que yo no poseía la misma capacidad que el gran Antonio Tabucchi de poder soñar en un idioma distinto al materno y escribir después un novelón como Réquiem. Los secuaces de la SGAE se mantenían en sus trece y yo les dije: ¿entonces ustedes considerarán una traducción como una descarada afrenta a su integridad? No, no, no, fue su respuesta. Mientras el traductor pague por ello, sin problemas.

El sueño saltaba de un lado a otro. Era un sueño dentro de un sueño. Ahora estaba en una cornisa y me perseguía la policía, como en Vértigo. Iba saltando de una a una, ágilmente, totalmente desconocido, como si me hubieran dado cuerda y estupefacientes, llevaba un maillot amarillo como los campeones del Tour de Francia. En un momento dado, tropezaba y estábamos ante la típica escena de hombre a punto de despanzurrarse contra el suelo, con varias decenas de caída libre de por medio. Milagrosamente, me aparece una mano salvadora. Confía en mí, ¿me dicen?, como en todas las películas, que es esa la frase que siempre se dice, no hay producción de Hollywood que se precie donde el protagonista no se lo diga a su chica. Confía en mí. Tres palabras y parece un conjuro de matrimonio. La confianza es muy importante en Hollywood, al parecer. Pero en mi sueño la mano redentora era la de Victor Manuel y yo recelaba hasta el último momento, consciente de que había gato encerrado. In extremis saltó una bombillita en mi cabeza y tuve el valor de preguntarle que por cuánto me saldría la broma. Me dice Victor Manuel que serán 24 euros por pagar el canon de repetir la escena de alguien salvando a alguien de una cornisa. Y me digo que por 24 euros me la juego y me dejo caer al vacío, tal es el cariño que en mi sueño les tengo a los de la SGAE. Caigo al suelo, parece que me mato porque aparecen Morgan Freeman y Kevin Costner. El primero es Dios, obviamente. Yo hubiera preferido a Alanis Morrisette, pero es mucho mejor actor el de Memphis. Morgan Dios me dice que Kevin Costner – el peor actor de todos los tiempos – es mi ángel de la guarda custodio hasta llegar a las puertas del cielo. Lo primero que hace es preguntarme si he visto alguna vez Campo de Sueños. ¡No, por Morgan Freeman!, le espetó y no parece sorprendido. Pero tú habrás tenido alguna vez un sueño, me dice. ¡Claro! Es por eso que estoy aquí. Yo había soñado que el problema de la SGAE y las descargas por Internet en España se solucionaba con un acuerdo entre las compañías telefónicas y ellos. Puesto que las compañías telefónicas eran conscientes de que con el nuevo proyecto de ley iban a perder millones de la gente que renunciaría a tener adsl en casa, con la que está cayendo. Así, les daban un tanto por ciento en concepto de canon a la SGAE y todos contentos. En mi sueño era factible, y no hacía falta subir las tarifas a nadie puesto que desde Estrasburgo ya habían advertido a las compañías que eran las más caras de Europa en tarifar el adsl. ¡Y por eso me veo aquí!, le digo a mi Ángel Kevin Custodio Costner. Por cierto, le digo: eres el peor actor de todos los tiempos. No eres el primero que me lo dice, estoy aprendiendo a eternizar con ello. Y se pone a mesarse las plumas de las alas.

 

Amanece. Es un hermoso día en París. Todo ha sido un sueño. Salgo a comprar croissants por la Rue de la Harpe. Un hombre vestido como el calvo de la serie Fringe – ése al que llaman El Observador - me detiene y me dice que tengo que pagar un canon por pasear por un decorado de la Rayuela de Cortázar.

 

Canción del día: Migala: Instrucciones para dar cuerda a un reloj.

 

p.d. leído en Radio Candil el a 10 de diciembre.

1 comentario

Tom Cruise -

Bienvenido de nuevo.

Te has pasado con el pobre Kevin. ¿No quedamos en que el peor era Tom Cruise?