LA MADUREZ DE LOS 50
En un artículo reciente intentaban convencernos de que a partir de los 50 actualmente principia una nueva madurez. Vamos, que son los 40 de hace quince años que quieren seguir anclados a la postadolescencia. Para ilustrarnos esta teoría propia de vendedores de cosméticos, conversaban con varios personajes más o menos públicos y reconocidos, que reflejaban sus avatares cotidianos. Como si la cotidianeidad de Antonio Banderas, Miguel Bosé o Pedro Delgado fuera un reflejo de la sociedad actual de los que tienen 50 recién cumpliditos, que a muchos les habrá tocado celebrarlo con la carta del despido en la mano.
No quiero imaginarme cómo será un día normal en mi normalidad de los cincuenta, pero soy consciente de que tendré mucho menos pelo y la boca hecha un cromo, si no comienzo a ponerle trabas y diques a tales disfunciones.
Sin embargo, veo nítidamente que si adquiero una mayor madurez que la recogida por mi sentido común una vez franqueados los 35, no será por haber alcanzado tan escandalosa cifra. Cuando uno atraviesa los 35, esa mitad del camino tan dantesco donde comenzamos a vislumbrar selvas oscuras se plantea cosas que antes nunca le habían quitado el sueño y mira de otra manera los catálogos de muebles que se acumulan en los buzones. Así que no quiero ni pensar en qué me rondará por la cabeza cuando tenga 50. Espero, al menos, que no sean los dos mismos versos que me rondan desde hace un par de días con la llegada de la primavera y no sé qué hacer con ellos, dónde ubicarlos, qué ornamentos le han de sentar mejor.
Sólo le pido a Dios que esa madurez que autoproclaman sea cierta, aunque viendo los comentarios de cincuentones públicos de los últimos días me cuesta mucho ser tan optimista.
Ahora mismo uno tiene que dudar hasta casi el infarto de dicha madurez, si se pasea por las declaraciones de un cincuentón como Jaime Mayor Oreja. ¿Les suena el nombre, verdad? Quien fuera un día Ministro del Interior del Gobierno del de la Peineta, candidato a Lehendakari y ahora vive su cotidianeidad con el excelso salario de un eurodiputado, que con la última regularización ascendía a más de 7500 euros brutos, lo que viene siendo anualmente 90000 (si hablamos de 12 pagas y de más de 105000 si se tratara de 14).
Hay comentarios inapropiados, inoportunos, oportunistas, chabacanos, ultrajantes y desproporcionados. Los de Mayor Oreja constatando verbalmente que el Gobierno está pactando con ETA para mantenerse en el poder entran dentro de otra categoría y no se puede titular esa categoría porque estamos en horario infantil y esto no es la COPE. Pese a quien le pese, él se mantiene en sus trece: hay síntomas, hechos, actitudes, afirma el guipuzcoano y se queda más ancho que Oliver Aton tras la consecución de un gol.
¿Eso es un signo de madurez? Pues entonces, virgencita que me quede como estoy. Casi prefiero exhibir mi cincuentena con las faldas que Francis Montesinos diseña para Miguel Bosé. He escuchado excentricidades y barbaridades de famosos cincuentones que estarán en la agenda de Mayor Oreja, pero ésta se lleva la palma. Supera con creces la de su jefe cuando dijo aquello de “cuando yo no lo sabía nadie lo sabía”.
Derrotado, admito que eso de la madurez adquirida por la edad, por una burda cifra acumulativa es un cuenta cuentos. Y si tu ideología no te lo permite o no la has adquirido antes, no va a aparecerte por sorpresa un día en casa para quedarse porque sea tu cumpleaños.
Si tienen alguna duda de lo que digo, sienten en la misma mesa a Esperanza Aguirre, Ramoncín y a Diego Armando Maradona, todos conocidos cincuentones, y déjenlos departir amigablemente. Examinen atentamente si eso es madurez, tomen notas. Ni siquiera un guión de González-Sinde daría para tanto.
Canción del día: Como un Lobo, Miguel Bosé
p.d. Leído en Días de Radio el 29 de Marzo de 2010.
p.d. 2. La viñeta es de J. R. Mora
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