WE ALL ARE AL-QAEDA
Todos somos Al-Qaeda.
Ustedes no lo creerán, pero es cierto. Esto así y es tan inamovible como si lo dijera Matías Prats. Al menos, para el gobierno Obama, ese orejotas tan simpático que iba a salvar el mundo, es así. Cualquier ciudadano del mundo que piensa en coger un avión como medio de transporte es un terrorista de alguna cédula a las órdenes del mismísimo Bin Laden. Supongo que algunos avispados estadounidenses se frotaron las manos cuando escucharon la noticia del atentado fallido del vuelo Ámsterdam-Detroit, tal y como lo hicieron el día de la caída de las Torres Gemelas.
Las primeras medidas adoptadas son las de siempre: incrementar la seguridad de los aeropuertos hasta el punto de lo insostenible. Por ejemplo, ya se ha divulgado, han sido rápidos, que en el aeropuerto de Ámsterdam había un sistema de control de super-mega-rayos-x traído del mismo Krypton por Jor-El, que deja al pasajero en pelotas, pero que no era obligatorio por vulnerar ciertos derechos de mierda que los civiles hemos ido acumulando a lo largo y ancho de nuestra historia. Este hermoso artilugio, que desde su ubicación en el aeropuerto ha disparado la presentación de currícula como vigilantes, se suma al que habían implantado en 2001 de detección de los pasajeros a través de su iris. De nada hubiera servido saber quién era exactamente este pasajero el otro día, pues sus intenciones asesinas no salen en la base de datos de ningún aeropuerto, de momento. Ya que, como digo, a partir del próximo 2010 imagino que sí, ya que quien compre un billete de avión llevará el sambenito de presunto asesino de masas en el código de barras. Todos seremos como Abdulmutallab, “sospechosos de terrorismo” y quién sabe si por el hecho de llevar unas tijeras en el equipaje de mano (por descuido o chulería nacional, que de todo hay) no nos vetarán desde el omnipresente control de los USA de volar para el resto de nuestros días. Recuerden que ya desde septiembre de 2001 está prohibido el cortaúñas, considerado un objeto capaz de poner en riesgo la integridad de un vuelo. Por lo visto, se sabe que el incremento de la venta de dvds de la serie McGiver ascendió hasta la estratosfera desde la creación de las múltiples cédulas, ya que es condición sine quae non para los aspirantes a mártires haber aprendido a hacer un explosivo con un auricular, una bolsa de peta-zetas y un cortaúñas tan fulminante como para volar el monte Rushmore.
Imagínense por dónde nos van a salir ahora los gobiernos. De momento, todos se han apresurado a mostrar su cooperación con los vuelos destinados a USA, reforzando sus medidas de seguridad. Vamos, que de aquí a nada, el famoso escáner que nos deja virtualmente en pelotas dejará de ser voluntario y nadie pondrá el grito en el cielo, pues los aborregados usuarios han decidido que todo es poco en tema de la seguridad y que millones de aviones explotando en el aire es una pesadilla de Navidad que ni la de Tim Burton.
Se olvidan estos sufridos usuarios que las cédulas de Al-Qaeda están conformadas, directa o indirectamente, por personas que han ido amasando fortunas gracias a todo lo que tiene que ver con el petróleo, eje principal de cualquier aeropuerto. De hecho, se recuerda que aún en 2005, el gobierno de Arabia Saudí (que tiene bajo su control más del 7% de toda la riqueza de los USA) dio un consorcio de empresas y más de 26.500 millones de dólares a un grupo de empresas, entre las que se contaba a la de la familia de Osama, el Grupo Saudí Binladin. Si ustedes se preguntan por este contrasentido le responderán lo mismo que un miembro de su familia, quien asegura que “Nosotros nada tenemos que ver con él”. Llámenme capcioso, pero no me imagino a la CIA haciendo negocios con la familia de Lee Harvey Oswald después de asesinar a Kennedy.
Así que si están pensando en viajar estos días, mejor háganlo en burra, que es mucho más navideño e igual de inseguro. Y refuércense los machos para la próxima vez que tengan que tomar un vuelo. No olvide que usted se sube un avión para montar la de dios es cristo, y no para visitar a su abuela agonizante.
p.d. Leído en "Días de Radio" hoy.
1 comentario
Tom Cruise -
Lo que tienen que hacer de una puñetera vez es implementar el test Voight-Kampff que eso seguro que no falla. Está sobradamente demostrado que los aficionados al martirio carecen de empatía...
Y si tras dos horazas (más) respondiendo a preguntas y supuestos absurdos en un aeropuerto no te hacen confesar que quieres poner una bomba, ya no hay método alguno que valga.
He dicho