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RUA DOS ANJOS PRETOS

LA VERDAD ERA UN SACO REPLETO DE MENTIRAS

LA VERDAD ERA UN SACO REPLETO DE MENTIRAS

 

El periodismo es esa ciencia que nos muestra, creándonos una opinión, los horrores del mundo y la excelencia de los políticos, los únicos salvadores de este cotarro. Los políticos y los periodistas se llevan muy bien entre ellos: ambos mienten descaradamente y con una caradura y un ego a prueba de bombas. No hay nadie en este mundo que quiera más a un político con poder que él mismo, ni nadie que se guste tanto a sí mismo. Nadie le echará un piropo a un político mejor que él mismo, si exceptuamos a algún periodista simpatizante.

Los políticos, por tanto, son los nuevos Jedis del asunto. Van por ahí con la espada láser de su codicia y la capa de capuchino de su magnanimidad y se hacen entrevistas y se dejan fotografiar de tal guisa, porque están convencidos de que están aquí para salvarnos. No pasa nada si durante su trayecto meten mano a los caudales de sus representados, como tampoco pasa porque en este periodo de ingrata austeridad económica para todos ellos sigan disfrutando de unos pingües estipendios porque la fuerza les acompaña. Y si la fuerza decae y se descubre el pastel y el lado oscuro, pues tranquilos porque llamamos a nuestros amiguitos de la prensa y nos salvan la credibilidad con una campaña de acoso y derribo por parte de la oposición. Ellos los adularán como se merecen: les preguntarán por la bondad de sus discursos, por cómo se siente uno siendo la niña bonita del partido, y los tratarán como a personajes de cuento de hadas, nunca como a ogros ni villanos, porque bastante papeleta tienen ya, los pobres, con la que está cayendo y obligados a gobernarnos.

Nadie miente, repito, tan bien como un político, sólo un periodista. Un periodista miente por dos razones: por adular al partido político de turno o por su propio interés, para echarle algo de salsa a la ensalada de su codicia y, de paso, abrirse un hueco en el poder.

En este hermoso arte de la patraña en papel los italianos son unos maestros. Ahora mismo, comparados con ellos, los españoles y los franceses al servicio de sus respectivas derechas son unos aprendices recién llegaditos a la academia.

Entre ellos, destacaremos a Tomasso Debenedetti, un joven freelance – es decir, un tío que se tiene que buscar las habichuelas porque no está fijo en ninguna parte y tiene que aceptar lo que le den por su labor. Por si fuera poco, el desdichado se había especializado en asuntos de la Cultura, con lo que su ruina estaba más que sepultada. Pero si no hay trabajo ni currículum, no pasa nada. ¿Qué sabe hacer un periodista mejor que escribir? Mentir. Pues ya está. Y el joven freelance se pone manos a la obra y comienza a sacarse entrevista de la manga con relevantes figuras del panorama literario actual. No se corta ni un pelo: Günter Grass, Philip Roth, José Saramago, Le Clézio… Habla con todos, como si tuviera una tarifa plana de Vodafone y su reputación sube como la de la Esteban tras su paso por los quirófanos.

Pronto se desvelará el pastel, porque es lo bueno de la red, que todo el mundo miente en ella, y recorta y pega en cuestión de segundos y que Roth hable mal de Obama o que Le Clézio reconozca como plausible el hecho de prohibir el burka en los colegios públicos franceses pues canta más que Kate Moss en un servicio de caballeros.

No hay en este asunto ninguna lectura feliz, todas son tristes. Tan tristes que ni siquiera parece que los afectados vayan a emprender acciones legales contra el inventor de las entrevistas, tan tristes como demostrar hasta qué punto la veracidad del periodismo a día de hoy es un camelo. Tan triste como para ver que la opinión de un intelectual hoy es menos interesante que la de un encuestador callejero para programas del corazón.

Pero, claro, como termina diciendo Miguel Mora en su artículo, si pagas menos de 25 euros por una entrevista a un Nobel pretendiendo la verdad, no puedes más que toparte con un saco repleto de mentiras.

 

Canción del día: The booklovers, The Divine Comedy.

 

p. d. Leído en Dias de Radio el 27 de Abril de 2010.

 

1 comentario

Tom Cruise -

La imagen la cambiaría por la de nuestras camisetas de House. Por lo demás, no hay más preguntas Señoría...