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RUA DOS ANJOS PRETOS

BURBUJILLAS SINCRONIZADAS REVISITED

BURBUJILLAS SINCRONIZADAS REVISITED

 

Quizás, a lo mejor es un decir, nada tenga que ver una cosa con la otra, pero resulta cuanto menos escamoso ver que está siendo en estos tiempos de crisis acuciante cuando más tramas de corrupción política se están sacando a la luz. Como si en verdad fuera necesario que los ayuntamientos y comunidades de este país tuvieran precariedad financiera y económica, o como si, desestabilizados los consumidores de Mercedes y promotores hipotecarios de este país hayan decidido tirar de la manta y aquí sálvese quien pueda.

Para los que aún sosteníamos la más que razonable duda de que estuviéramos sumergidos en una crisis, los que pensáramos que la subida del IVA propuesta por el gobierno para el próximo verano no era una espantada más de los chicos de Zapatero, nos ha llegado la prueba precisa de que esto es algo más que reducir la ingesta de cañas de cinco a tres por salida. Y es que la mítica marca de cava nacional (no diré español para no herir sensibilidades sensibleras), ésa que todos tienen en la mente y que año tras año nos regalaba por Navidad la sonrisa de algún famoso venido a menos, y que veía así engrosada su cartera sustanciosamente, a costa de unos españoles que apenas sabían chapurrear el inglés de Texas, esa marca, insisto, ha decidido repetir el mismo anuncio del año anterior.

Ellos, que han sido capaces de hacer duetos insobornables, como el de Miguel Bosé con Shirley MacLaine; o el más rocambolesco, si eso era posible después de lo dicho anteriormente, de Placido Domingo con Ana García Obregón, se han dejado llevar por la belleza plástica de las chicas de natación sincronizada, capitaneadas por la natural y especial belleza de la Mengual.

Pero no porque les afecte la crisis, qué va. Lo hacen por un compromiso ético con el duro momento que nos está tocando franquear. Cómo podríamos aceptar los televidentes el hecho de que se esté despilfarrando ese brebaje maravilloso, haciendo piscinas de dorada ambrosia para la rutilante estrella del momento, mientras en nuestra casa el día de Navidad tendremos que lidiar con unos langostinos con guarnición de hielo y su salsa mayonesa de los supermercados Aldi.

Eso está muy bien, qué loable, desde aquí bien que se podría proponer un aplauso ante tan valiosa gesta. Y, sin embargo, ¿por qué esta congoja que me abotarga? ¿Por qué esta necesidad de llorar que se me ha puesto en el pecho desde que supe la noticia? ¿Por qué me vi saliendo al balcón de mi casa anoche y les regué y colmé de atenciones malsonantes? Pues grito desde estas humildes ondas: ¡Traidores! ¡Farsantes! ¡Rompe Tradiciones!

Si no teníamos ya bastante con el vergonzoso mutis por el foro que hace unos años hizo el calvo de la lotería, ahora nos quitan el anuncio que era pistoletazo de salida para las compras masivas en las principales calles de nuestras ciudades.

¿Qué nos queda a los que creemos firmemente en tan señaladas fiestas? Si no podemos salir porque no podremos gastar, ¿cómo vamos a saber que es Navidad? Si no hay calvo, si no hay burbujas, si el soldado no volviera a casa por Navidad a comer el turrón de la madre, ¿cómo sabríamos a qué hora hay que comenzar a rellenar el pavo? ¿Tendríamos que ver el mensaje monárquico para saber por dónde va la cosa?

No tengan escrúpulos con los españolitos, sean patronal una vez más y acuchillen sin piedad, como en una película de Tarantino, los instintos más consumistas y las ilusiones más básicas de todo hijo de vecino. Ciérrennos las puertas en las narices y retomen de nuevo a las burbujitas sincronizadas, para que nos sepan aún peor los sucedáneos de caviar o la pantomima de ensalada de ahumados a la que vamos a resignarnos este año.

Mejor aún, señores del Cava: deberían reponer, puestos a destrozarnos la Navidad y a reventarnos las ilusiones, aquel anuncio que protagonizó el antivicio (ejem ejem) Don Jonson con ¡Norma Duval! Eso sí que es no tenerle miedo a nada. Manolete hubiera llorado emocionado ante tanto coraje exhibido.

Sólo me queda, mísero de mí, brindar con mi póster de la Mengual.

 

p.d. Leído en el programa Días de Radio, de Radio Candil, el 22 de Octubre de 2009.

 

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