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RUA DOS ANJOS PRETOS

DE TAPEO

DE TAPEO

Hay momentos en la vida más intensos aún que los cantaba Vallejo con maestría inigualable, momentos en los que la dicha de ser no es nada comparable a la dicha de estar. Uno se reconoce en ellos y se dice que sólo por ello ya ha merecido la pena recorrer ochocientos kilómetros.

El momento de ayer fue en La Tapa, mítico lugar de aperitivos en mi ciudad. Fue el tiempo de lo que dura una caña, breve, si se compara con el resto de un día, o el resto de una vida. Saber que la circunstancia de encontrarnos los que allí estábamos era hermosa por circunstancial fue lo que me llenó de gozo. Las risas que nos invadieron eran idénticas a las que desde hace meses invaden mi memoria y creía perdidas.

Pero no. Revivieron. Y no sólo lo hicieron en mi recuerdo, no sólo crepitaron en mi corazón. Eran reales, emocionantes. Eran ciertas. Aunque no las hubiéramos plasmado en fotografías, eran ciertas.

Y mi alma no podía dejar de aplaudir por ello. Y exigir más cervezas y más risas. 

2 comentarios

Zafrilla -

Perla,
te he enlazado a mi blog.
Me tienes que enseñar las fotos que tiraste antes de la presentación de Mensaje cifrado.
Has vuelto a tierras lejanas?
Un abrazo enorme

maestropiero -

Te quiero.