EL INVITADO SORPRESA
Llaman a la puerta con cierta insistencia. Pienso que debe de ser la que gobierna mis buenos sentimientos, como suele hacerlo cuando regresa del trabajo. Pero no. Abro la puerta y en la oscuridad de la entrada me encuentro a un chico de unos quince años más grande que la puerta con una guitarra. A pesar de que yo le recibo en bata y pijama de cachemira a juego, no se sobresalta y comienza su actuación:
DAME EL AGUINALDO / CARITA DE ROSA…
Le cierro la puerta en las narices sin mediar palabra.
A veces, el surrealismo te ataca cuando estás totalmente desprevenido.
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