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RUA DOS ANJOS PRETOS

EL ALEPH REVISITED

También con las lecturas pasa. No es lo mismo leer a Borges con apenas veinte años que releerlo con casi treinta y cinco. Son cosas diferentes. Es otra lectura, desgraciadamente. No la del estupor, sino la del reconocimiento de la maestría. No podrá imaginarse nunca aquel chaval de veinte años, aprendiz de filólogo y maestro de insensateces, que catorce años después vería el magistral “El Aleph” como una sátira contra los pobres desgraciados que piensan que por tener la sabiduría de componer versos y la sabia capacidad para entenderlos han de ser magnificados.

Cuánto hubiera disfrutado el maltrecho Cervantes con este hermoso cuento del amigo Jorge Luis.

Cuánto.

Fíjense, si no, cómo lo disfrutamos nosotros, que no le llegamos ni a la referencia enciclopédica a Cervantes.

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