A VECES EL HUMOR
Reconozco que, en ocasiones, tengo un humor algo macabro. Que llaga o hiende, dependiendo del interlocutor que me pertenezca en ese momento. Como método de defensa, arguyo que hay ciertas cosas en la vida (golpes, los llamaba el gran César Vallejo) que no se pueden tomar de otra manera, con un humor macabro, pues todo lo que las rodea ya es macabro de por sí.
Nadie entenderá esto que digo, es obvio. No es la cuestión que aquí planteo, no es comprensión lo que pretendo hoy. Sólo que sospecho que mi pensamiento aporta esas visiones porque rechaza lo crudo que es, por ejemplo, que a una buena amiga de esta Rua le haya tocado vivir la experiencia de ver cómo le diagnostican a su hijo de tres años un cáncer de hígado y cómo tiene que llevarlo a quimioterapia cada equis tiempo. Cuando planteas ese hecho y lo extiendes como un mural en las paredes de tu salón puedes echarte a llorar o escribir versos como MIGUELITO BATTLES DE PINK ROBOTS. Y, claro, cuando no tienes fuerzas para lo uno ni sabiduría suficiente para lo otro, te sale el humor cabrón, te sientes repugnante, te abrazas a la Nada.
2 comentarios
Juan de Dios García -
Joseda -