QUE EL DIABLO TE CEBE CON PRADA
Salía de ver EL DIABLO VISTE DE PRADA (porque no puedo negarme a casi nada de lo que me pide Sonia). Cuando todo ha concluido con el final más almibarado y previsible, han encendido las luces para ordenarnos que saliéramos corriendo de allí. Me disponía a bajar rápido para participar en el concurso de los “siete errores” que hay en ella sobre París (algunos los llamarán licencias, como el hecho de que la noria que saludaba al Louvre y al Arco del Triunfo, que fue quitada algo antes de la restauración de las fuentes de la Place de la Concorde). Sin embargo, cuando he visto la mierda de premio que daban, he prestado, no me pregunten por qué, atención al público de la película.
Se supondría que irían los admiradores de la Streep de Out of África o Los Puentes. Pero no. Hete aquí que nos topamos con una chiquillería animada y de sexo femenino.
¿Entusiastas de Anne Hathaway o alucinadas aspirantes a portadoras de Prada, cebo de toda la filosofía consumista que rodea al film?
Mucho me temo que lo segundo, oyendo como algunas han suspirado por los complementos de Proenza Schouler.
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Tom Cruise -