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RUA DOS ANJOS PRETOS

PUES SI ELLOS NO ENTRAN, YO TAMPOCO

PUES SI ELLOS NO ENTRAN, YO TAMPOCO

Groucho Marx ya lo dijo, pero con mucha más gracia, que para eso nació. Dijo aquello de que nunca pertenecería a un club donde lo aceptaran como socio.

Pues eso. ¿Para qué leches quieren los homosexuales un cielo que los acepte? Digo yo que para poco les servirá, sólo para la depravación y el desorden, que es a lo que nos tienen acostumbrados. ¿Homosexuales? ¿Quién los necesita, con ese vicio que tienen de amar a los que los aman?

A los niños siempre les han explicado que los perros buenos iban a su cielo propio, porque en el cielo no se repiten los errores de la tierra, por eso, entre otras cosas, no hay animales ni se acepta el matrimonio.

Y qué es el cielo sino ese lugar al que nadie quiere ir nunca.

Porque obsérvese cómo hace un efecto devastador un sutil cambio de pregunta. Cualquiera puede ver la diferencia entre responder a:

¿A usted le gustaría ir al cielo?

Que a la de:

¿A usted le gustaría ir al cielo ahora mismo?

Y no es que la pregunta esté formulada malintencionadamente, sino que la cosa cambia cantidad y a todos se nos pone la piel de gallina aunque luego nos enteremos de que es una publicidad del Toro Rojo.

Por eso, a partir de ahora robaré, maldeciré, cometeré actos impuros, desearé a la vecina del quinto, me pondré condones hasta para lavar los platos y seguiré cohabitando en el más puro de los pecados, que es amar a mi pequeña.

No me interesa un cielo elitista. Y estoy seguro de que, como los homosexuales, yo no soy bien recibido en ese club. Y quizá haya quien opine que tampoco tengo derecho a estar en este mundo. Pero qué le vamos a hacer. Siempre nos salen granos en los sitios más insospechados.

De todas formas, cabe la duda. Es posible que, una vez más, y según ha comentado el obispo de la diócesis de Cartagena, haya malinterpretado las predicaciones de Jesucristo, que, como todos sabemos, dijo claramente a Pedro: Tú eres Pedro, y aquí te dejo las planos de mi Iglesia. Cuanta más sangre se vierta para construirla, mejor; cuantos más tesoros la ornamenten, mejor. Y ahora ve y difunde mi palabra. Pero ten cuidado porque en un futuro no muy lejano vendrán una Madonna infame, un Brown blasfemo y un Gobierno amigo de los islamistas a derruir nuestros templos. De ellos, te prevengo. Contra ellos, lucha. Yo te daré aliados.

Lo dicho: siempre nos salen granos en los sitios más insospechados.

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