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RUA DOS ANJOS PRETOS

PLAN DE VIVIENDA DE PIM Y POM

Oye, qué buena idea. Dice el Padre Acebes en el Congreso que han hecho el ridículo los otros con esa propuesta. Qué queréis, yo la veo positiva, mucho, aunque ya no sea tan joven como hace diez años. Pero, de comprar una casa (ahora vivo de alquiler) sería mi primera vivienda. Por ello, debo de estar en el grupo de los beneficiados, digo yo.
Esto funciona así: va el Gobierno que nos ha tocado en suerte – ni mejor ni peor que el anterior – y en una muestra más por parecer más progresistas y tolerantes que nadie – cuando hace mucho que en este país se dejó de ser progresista y tolerante – y hace una campaña publicitaria de una pagina web (www.kelifinder.com) en la que según el Portal de Información de Vivienda para jóvenes es un proyecto del Consejo de la Juventud de España donde se pretende que éstos aprovechen el infinito abanico de ayudas y recursos existentes para acceder a la primera vivienda. Mogollón de consejos, ayudas y sugerencias para vivir decentemente y sin vulnerar la Constitución, en la que se dice bien clarito que se tiene derecho a un techo y sus complementos, para que no vayamos los jóvenes, como siempre, por ahí pisando la Constitución en sus principios más básicos, porque mira que nos ponemos pesadicos cuando queremos. Y todo eso sin necesidad de que llegue el día en el que se invente el cupón de los ciegos personalizado, donde tú mismo elijas el numero premiado y avises a Hacienda : venga, ingresadme, que me ha tocao otra vez, ya van tres veces esta semana.
La idea es simpática. La puesta en escena inmejorable. La campaña, la caña de España. Pues, innovando de nuevo, el Ministerio de la Vivienda va a regalarnos diez mil zapatillas de ésas de los años ochenta, espantosas, que iban por encima del tobillo, que eran de basket urbano de Queens y que han revivido gracias al hortera de Will Smith y a la publicidad descarada que se hizo en el asesinato que se hizo de la novela de Asimov, que les dio por llamar YO ROBOT. Para echarse flis en las corvas, que dice mi querido Agustín.
Imaginemos el diálogo : Oye, que quiero una keli. / No hay nada, pero te damos unas zapatillas molonas. / Ah, gracias. Cierto que molan. / Para que puedas patearte todos los bancos en busca de una hipóteca que no sea esclavizadora. / Qué bien, pero  ésas ya no existen. / Cuánto lo lamentamos. Pues en vez de haber estado perdiendo el tiempo con tus licenciaturas y tus putos másteres con los que no lo flipa ya ni la portera, haberte dejado explotar en baretos de mala muerte desde los catorce y ahora tendrías el dinero suficiente para pagarte una entrada como dios manda.
Si yo fuera constructor, en vez de estar escribiendo esto, estaría revolcándome de la risa en el sofa gigante de mi despachazo ante semejante disparate. ¿Qué quiere la gente ? ¿Casas baratas ? Pues, vale, de puta madre, pero que las paguen.
En Murcia, por ejemplo, donde reina y campea a sus anchas el PP se tuvo una iniciativa mucho mejor. Edificar tropecientos mil pisos para jóvenes en una zona urbanística que era conocida popularmente como La Milla de Oro, donde el metro cuadrado estaba a cuatro o cinco lingotes (según se depreciara el litro de gasolina). Sospechoso, ¿verdad ? Un chollo, porque las que se quedan los constructores son oro puro. Te piden 60.000 escriturados y luego otros 80.000 en negro. Que no lo quieres, pues ya vendrá otro y pagará la mierda de casa barata, pero como a mí me salga de las pelotas.
Venga, vamos a ponernos serios, que la cosa tiene su guasa. Qué tal si empezamos a dar unos salarios dignos y les decimos a los bancos que, puesto que vamos a estar hipotecados hasta las cejas igual por el modelo de consumismo establecido socialmente, bajen algo sus intereses y nos dejen, al menos, las tripas para malvivir. Qué tal suena eso. Mejor que la promesa de unas zapatillas. Que para zapatillas ya tenemos bastante con las de El Canto del Tonto.

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