SABADO DE CARNAVAL
Hoy muchos han salido a la calle a pedirle a nuestro presidente que dimita por intentar solucionar una lacra a través del diálogo, que es como todo debiera de solucionarse en una democracia. Hoy muchos han salido, a pesar del mal tiempo reinante, para pedirnos que, como ellos, ni olvidemos ni perdonemos, para decirnos que algunos prefieren ver a su asesino pudriéndose en la cárcel antes que a su país libre por fin de una condena que desde hace mucho dura demasiado.
Para que sepamos bien a qué atenernos han ido acompañados por el celebérrimo ex-presidente, el verdadero aún hoy para muchos, ésos que siguen pensando y manifestando que el buen samaritano perdió sus terceras elecciones por el uso político que el PSOE hizo de los funestos acontecimientos del 11M. Nadie habla ya de la sangre que poblará para siempre las tres estaciones, sino de aquellas manipulaciones propagandísticas. Y está claro que este hombre no se manifiesta bajo la lluvia por una causa justa, que su pensamiento no se halla al lado de las víctimas del terrorismo, no puedo creerme eso. No puedo creérmelo cuando hace casi nada lo vi haciendo oídos sordos a más de tres millones de personas que le pedían a voz en grito que no se metiera en una guerra que no nos concernía, en una contienda por el petróleo que no nos llevaba a ningún lado, pues en España el precio de la gasolina iba a seguir subiendo semana sí, semana también. Entonces, qué fragil es la memoria, también se gritaba NO EN MI NOMBRE. Pero no podíamos contemplar la sucia risa de Aznar en la portada de los periódicos.En fin, que mientras las murgas se pasan todo el día haciendo acto de presencia por la ciudad en la que actualmente resido, cantando a su manera los temas más espinosos de los ultimos meses, el presidente de la AVT nos recuerda que dicha asociación quiere la paz, pero no a cualquier precio. Y han dejado claro de qué parte están. De los que siempre salen en la foto. De los que, por salir en ella, sólo sus dioses saben de lo que son capaces. Disfrazarse de pacificadores, como hoy, si es el caso. Aunque llueva.
A esos quieren para erradicar sus pesadillas. A los que nos llevaron a la guerra para acabar con el terrorismo internacional. A los nuevos apóstoles del ojo por ojo. Como si el hecho de que matáramos a todos los asesinos del mundo hiciera resurgir a sus víctimas. Y eso en qué nos convertiría a nosotros. Ojo por ojo. Como si la muerte devolviera la vida.
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