Podría hablar, cierto es, de una de las lecturas más caras de la historia, que ha sido el artículo con las fotos de la Princesa de Asturias en biquini. Pero no. Y sí, lo han leído bien: el hecho de que una princesa, la nuestra, se bañe y tome el sol como es lo normal en el resto de las féminas lleva a la gente a apostarse, e invertir miles de euros en teleobjetivos que sacarán una foto a kilómetros de distancia y la venderán como si fuera la repanocha. Y ya está: la lectura del verano. El correveidile de todas las tertulias y de todos los mentideros.
Vale. Es lícito, según ellos. Banal, sí, pero la gente hoy día asesina por cosas banales, porque la vida y la muerte cada día son más banales.
Para los que prefieran otro tipo de lecturas, dejaré aquí unas poco despreciables. Es probable que digan que no son las mejores del mundo. Pero si alguno hace el esfuerzo y se las pasa por la piedra, verá que, dentro de unos años, recordará el verano del 2007 como aquél en el que leí A se stesso, del querido Giacomo.
Como sé que más o menos todos somos hijos de la logse y los tiempos modernos, de la náusea de las prisas, he reducido a unos pocos poemas y cuentos, claramente separados. Les da tiempo. Y aquí se los dejo, que ustedes lo disfruten, no sin antes haberse echado la protección solar más alta que encuentren en las farmacias.
ANTONIO GAMONEDA, Descripción de la mentira
BILLY COLLINS , The lanyard
CATULO , Quintia Formosa est multis, mihi candida, longa (poema 86)
ELIZABETH BISHOP, One art
ELOY SÁNCHEZ ROSILLO , Desde Aquí
EUGENIO DE ANDRADE, Mesmo em ruína
FERNANDO PESSOA, Tabaqueira
GIACOMO LEOPARDI, A se stesso
MICHEL HOUELLEBECQ, Non Réconcilié
AUGUSTO MONTERROSO, Mr. Taylor
GUY DE MAUPASSANT, Bola de Sebo
JUAN JOSÉ ARREOLA, El prodigioso miligramo
JULIO CORTÁZAR, Casa Tomada
NIKOLAI GOGOL, La nariz
p.d. y todo mascadito, para que luego digan que no me preocupo.
