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RUA DOS ANJOS PRETOS

VERGÜENZA AJENA

VERGÜENZA AJENA

Nunca como ayer – y oportunidades no me habrían faltado - había sentido tanta vergüenza ajena en mi trabajo. Una cara de cinco estrellas para un servicio arrabalero. Por mucho que algunos se esfuercen en adoctrinarnos una nueva mentalidad, toparemos con el mismo problema de siempre: hace mucho que, por este país, un empresario dejó de saber qué era, exactamente, lo que se traía entre las manos. Y como algunos piensan a día de hoy: si lo hicieron los amigos de Felipe , tienen derecho los otros y tenemos derecho nosotros.

Bendito país de ilusos, que pensamos que con apagar el brasero media hora el próximo invierno tendremos solucionado el problemilla del calentamiento global.

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