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RUA DOS ANJOS PRETOS

LA LUNA DE ISRAEL GIME POR LAS INMENSAS ESCALERAS

De la parte selenita que se ha puesto a la venta (como es un satélite es nuestra, se le ha ocurrido a algún capullo nasal) ha adquirido ya un diez por ciento Israel.

La noticia, que ya de por sí es demencial, implica otras tantas preguntas realmente incomprensibles. Debe de resultar más barato eso que volver a la paz terrenal. Porque no quiero pensar que saben algo de aquí con eso de que son la Tierra Prometida y nos lo ocultan y se están haciendo sus cohetitos en secreto y sus bungalows para cuando esto vaya a dar el petardazo no les pille desprevenidos.

Que lleven, lo digo por si acaso, sus vecinos selenitas cuidado, que ya se sabe que esta gente te monta un muro en menos que canta un gallo y allí no han de estar muy acostumbrados a los territorial pissings, que digamos.

Un empresario (suponemos que del mundo anglosajón) ha dicho que lo hacen porque es un regalo original o una curiosa herencia. Lo que dice muy mucho de lo estúpida que es la gente en este tipo de cosas. ¿Que no ven que esto se acaba inexorablemente y lo que tenemos más cerca es la Luna? Si Zapatero fuera listo y apostara, realmente, por el futuro de la nación ya estaría quitando dinerito fresco de las arcas de los servicios culturales, educativos y de sanidad para hacerse unos campos de golf allá, con un put que ni te cuento asegurado y con nuestro Pedro Duque diciendo que eso sí que es una organización de lujo y no las que anuncia Camacho en Torre-Pacheco (primerisísima línea de mar, oiga). Que se lo llevan crudo, señora.

Lo que me pregunto es si las piedras de los palestinos llegarán hasta tan lejos. No cabe duda de que las bombas israelitas sí lo harán. Si no, ya se inventarán algo para ir fastidiando.

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