FUIMOS UN GRUPO VIGUÉS
Ay qué ratico más hermoso estoy pasándome. Que se me acaba de caer un par de lágrimas de morriña y todo, de la más pura. Aún así, soy feliz. Y es que estaba yo escuchando a los vigueses universales por excelencia. Haría siglos que no los escuchara. No sé exactamente cuándo, pero la última vez fue en casa de Xurxo, en una cena que nos dimos en su recién estrenada casa. Los tres - Jose Manuel , Xurxo y el que escribe - nos pusimos de tonto-nostálgicos para arriba con el Cuándo se come aquí y el Menos mal que nos queda Portugal . Pasábamos canciones sin ton ni son y hacíamos un karaoke improvisado. ¿Nuestro público? Nuestras novias, quién si no. A cada nuevo tema se replanteaban, sospecho, más la relación. Y más cuando les decíamos cómo se llamaban las canciones y llegábamos al estribillo.
Fue una noche a la que le tengo gran cariño. Poco tiempo después, mi psicoanalista me recomendó que olvidara todo aquello que pasaba por mi radiocasete en los primeros años ochenta, por su nocividad y perjuicio. Mi novia le regaló, no sé por qué, una botella de JB quince años y un lomo de bellota cinco jotas.
Pero es algo que no puedo evitar. Cada vez que los escucho me acuerdo de Xurxo, vigués de pro, y no puedo evitar una sonrisa y que se me venga un buen rollo encima del carallo.
Ay, claro. ¿Qué no he dicho que nuestras novias eran de Plasencia, de Corea y de Francia? ¿Quién les explicaba lo bien que rima AYATOLAH con PIROLA ?
1 comentario
agnóstico apático -