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RUA DOS ANJOS PRETOS

ESPIA CONFESO

ESPIA CONFESO

Me llega un mensaje por correo interno de James Corn, uno de mis compañeros, que se ríe de la gente que anda por ahí por los blogs divulgando que la CIA espía a los blogguers porque han sido adiestrados para transformar en escritos la forma inteligente.

No sé de qué se alarman nuestros compatriotas, si en la CIA lo espiamos todo, nos espiamos entre nosotros y espiamos a nuestra mujer una vez que hemos descubierto que lleva años siéndonos infiel con el jardinero, hecho que desconocimos hasta que el propio jardinero nos lo cuenta.

Todo lo espiamos, nada escapa a nuestra duda. De nadie confiamos porque en cualquier momento alguien puede desbancar al presidente de ser el más odiado del país. Y eso es popularidad y poder y no podemos consentirlo.

Espiamos a los negros cuando mean y a los chinos cuando hacen chop suey.

Espiamos a los chicanos para que nunca consigan papeles y se vuelvan vagos de repente.

Espiamos a los del KKK para que nunca fallen y a nuestros enemigos los tenemos siempre cerca porque lo leímos en alguna parte y nos gustó esa filosofía de la vida.

Espiamos a los de la compañía eléctrica de Texas y otros estados para que no se sufra ningún apagón los días estipulados para la celebración del circo de las ejecuciones.

Espiamos a los actores de Hollywood para que sean más estadounidenses en sus filmes que en la vida real y para que vean que el ejemplo de Arnold es el que deben seguir.

Espiamos a los actores de Disneyworld que van dentro de esos cartoons porque son adictos a la sonrisa de los niños.

Espiamos a los padres para que no se desvíen de su adoctrinamiento de canales de televisión y para que siempre tengan un bono de dos hamburguesas al precio de una en su bolsillo.

Espiamos a los que leen en los vagones de los metros para que vayan directamente a la sección de deportes que siempre va detrás de la de cultura y espectáculos.

Espiamos a las madres por tener el poder de la creación.

Espiamos a los que practican la sodomía y la felación y eso sí que no tiene explicación. Pero pónganse en nuestra piel e imagínense a su hijita blanca con algo negro en la boca y más o menos por ahí entenderán nuestra falsa moralidad.

Espiamos a los hipócritas porque nos imitan.

Y ahora os tengo que dejar, porque tengo que resumirle a mi jefe de sección lo que estuve haciendo en estas primeras horas de la mañana.

 

 

P.d. La foto es de Chema Madoz (Madrid, 1958: www.chemamadoz.com)

 

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