EL SALMÓN
Cada día que pasa vivo más este extraño destierro que no tiene aposentos. Me siento, infelizmente, extranjero en mi propio país a cada aliento urbano que respiro. Extranjero en cuanto a la forma de pensamiento.
Ser un salmón de las ideas es una idea demasiado perturbadora, que puede conducir a un desove de prejuicios. Qué triste destierro éste: saber que lo que tú piensas no conduce a ninguna parte a los que no saben a dónde van.
0 comentarios