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RUA DOS ANJOS PRETOS

HACHE (DOS): EL ÚNICO

HACHE (DOS): EL ÚNICO

Y lo prometido es deuda. Dije en su día que iba a hablar del nuevo gurú del conocimiento, el que yo propongo particularmente para este difícil siglo XXI y para futuro Nobel de la Paz y Premio Príncipe de Asturias de las Letras.

Se trata de H. Que es como lo llaman sus subordinados, y no por ello menos amigos. Nosotros, los televidentes, lo conocemos por Horatio, nombre que de por sí ya marca de cojones y que el equipo de guionistas puso con ánimo de lucro, y sabiendo que iba a soltar una oda cada vez que abriera esa boca que tiene. Me refiero al dueño de Miami, a ese hombre de rostro agradable, quizá demasiado flacucho para mi gusto, y que no duda en quedarse a cuidar a un joven herido en un hospital para que la madre se vaya a descansar un poco y a comer algo, mientras en el resto de las calles los criminales acechan y se divierten tocándole las pelotas. Pero él sabe que no hay peligro, mientras sus chicos sigan teniendo saliva como caldo de cultivo de cárceles y maleantes.

H. es el axioma puro, su palabra es sentencia y ley. Sin ser tan cansino como Colombo acobarda igual a los delincuentes, que saben que ya nada volverá a ser lo mismo. Y se dan cuenta del gran poder de la policía científica demasiado tarde. Ah, se siente. Haber elegido muerte.

Esto es un glosario de sus frases. Axiomas en estado puro. Alguno de ellos los firmaría el mismísimo Chuck Norris.

“Los adictos engañan a la gente, pero más se engañan a sí mismos”

"Ya sabe que hasta en las mejores familias hay manzanas podridas”

“No se vaya. Estoy lleno de sorpresas”

“Ellos nos han traído la guerra. Ahora nosotros se la llevaremos a ellos”

“¿Sabes, Mason? Lo malo de la manipulación es que, a veces, se vuelve contra ti.”

“Soy el rey de la fibra… El rey de la fibra. ¿Cómo lo quiere? ¿Fácil o difícil?”

“¿Sabe, Wesley? La única mala influencia que hay en este barrio es usted.”

“Esto es América. Y todos sus lanzagranadas no van a cambiar eso.”

“Ya sabes lo que dicen, Frank: la velocidad mata.”

“Yo tengo una primicia para ti: ¡Voy a trincarte!”

“Sólo voy a decírtelo una voz: si vuelves a tocarla, te mataré”.

“¿Culpable? Rebecca, ¿sabe cómo llamamos a eso en mi trabajo? ¡Móvil!”.

Y mis cuatro favoritas:

4. “Es difícil que te envíen tarjetas de crédito a una celda”.

3. “Su coche fue destrozado, lo que induce a un crimen pasional”.

2. “Más vale que rece para que lo haga yo.”

1. “No quiero que se preocupe Señor Coleman, porque yo… Yo seré su memoria.”

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