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RUA DOS ANJOS PRETOS

¿QUÉ PASA CUANDO SE CUMPLEN TUS SUEÑOS?

De pequeño siempre tuve dos profesiones en la mente. Una era más factible que la otra, pero ambas igual de imposible. Luego se impuso la de ser jugador del Real Madrid, pero creo que ésa fue más por cuenta ajena que por mí mismo, por lo que hablábamos en la calle cuando jugábamos y siempre nos pegábamos por Santillana, ése jugador inmenso que ahora no tendría cabida en un equipo profesional, porque lo de cabecear no se lleva.

Decidí ser astronauta. La idea de poner algún día los pies en la Luna o de ver la Tierra más allá de las fronteras para los mortales era fascinante para un niño que crecía en un pequeño pueblo de La Mancha donde los miguelitos son inmortales. Hasta que llegara esa hora me contentaba con una colección de motos que me compraba mi padre, réplicas de las mejores máquinas de la época y que lo costó un esfuerzo económico que nunca le he agradecido lo suficiente. Y con la idea de ver a Lord Vader en mi habitación, que estaba repleta de pósteres de lo que entonces se conocía como La Guerra de las Galaxias, cuando USA era todavía EEUU y no tenía esa denominación de origen del lenguaje.

Lord Vader era mi héroe. Era el verdadero malo, era peor que Toro Sentado o cualquier sioux o apache. Era la leche. Daba miedo verlo, pero a mí me encantaba. Verlo era un hechizo y soñaba con él. Soñaba con ser ese Darth Vader que aprendimos a finales de los setenta. Ese Darth Vader que con el paso del tiempo se ha ido dulcificando. Y que ahora casi nos da pena. Todo lo atractivo que yo aprendí de él en mi infancia se ha ido desmoronando conforme su creador nos ha ido enseñando sus más oscuros secretos. Si se descuidan un poco le ponen hasta alma, al malo peor que he conocido en cine.

Con el paso del tiempo hemos sabido que había sido un Jedi y padre, que el maravilloso Lado Oscuro era la Fuerza, pero vestida de negro y no de monje de diseño. Que su rabia y su odio hacia todo planeta viviente era por un amor que nadie supo aceptar y que de joven parecía un niño repelente y malcriado. Nos lo habían convertido prácticamente en un metrosexual que se llamaba Anakin y que siempre estuvo a las órdenes de otro, que nunca el Universo iba a ser suyo. A pesar de todo, Lord Vader representaba todo aquello que yo quería ser entonces. Lo que su creador ha hecho de él con el paso del tiempo no me importa ahora, que ya no pretendo ser nadie más que yo.

Y sin embargo, ahora estoy sufriendo esa extraña metamorfosis nocturna que se está apoderando de mí y me está llevando hacia el Lado Oscuro.

Todo comenzó el pasado viernes, cuando una médico me dijo que, si así lo deseaba, podría inaugurar en mi estado de ánimo el Museo de la Apnea, pues mis cotas llegaban hasta 74. Así fue a la tercera planta del ala del hospital y me dieron las instrucciones para comenzar a respirar con nocturnidad y alevosía como Darth Vader. Una mascarilla de oxígeno que me inhalaría nueve centímetros de H2O por segundo. Junto con la maquinita procesadora del aire, empezó la transformación. Yo llegué a casa eufórico. Descubrí que con la maquinita a la hora de hablar me salía la voz poderosa y artificial de Constantino Romero y me hacía fuerte cuando decía aquello de Luke, soy tu padre. Decidí también volver a vestir de riguroso negro.

Ahora he comprado unos tubos de neón y el siguiente paso es construirme una espada láser.


2 comentarios

n a t a l i a manzano -

jajajaja
me ha encantado leerlo
Darth siempre tuvo alma, ser malo sin alma sería demasiado fácil, me tienes que contar lo de tu apnea y lo de la voz. Yo escribí un libro titulado Apnea y casualidades del destino acabé trabajando de vendedora de libros donde estaba el mío y lo vendí a un instructor de Apnea. Él me contó que no le gustaba tanto con bombonas y yo que era la autora del libro que se compraba. ¿De verdad?, me dijo. ¿Y cuánto tiempo aguantas?. La última vez, 23 años, le dije con una sonrisa. Jo, me encantó conocer a un hombre que se pasa 3 o 4 minutos mirando el fondo del mar.

Tom Cruise -

El miedo lleva al odio, el odio lleva a la ira, la ira lleva al lado oscuro de la fuerza...

¿Pero qué lleva a qué? ¿La máquina al lado oscuro o el lado oscuro a la máquina?

Te dejo, que siento una perturbación en la fuerza (se acerca mi jefa)

Saludos