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RUA DOS ANJOS PRETOS

EL MUSEO DEL EXTERMINADOR

Pero qué grande que es este tipo, madre. No nos conformemos con las pantomimas de GBjr, para qué, si podemos disfrutar en vivo y en directo de las superandanzas de Arnold. La cosa tiene su guasa. Ya a estas alturas se habrán enterado de que hay en Graz un estadio de fútbol que hasta hace nada llevaba con orgullo el insigne nombre de tan insigne capullo. Siguiendo la tradición, ha visto que el que no vale para el cine, se pasa a la política. Antecedentes no nos faltan. Imágenes escalofriantes tampoco : ése pedasho de Tom Cruise en Ohio pidiendo el voto de los extraterrestres de su último atentado contra el buen y el mal gusto (por una vez todos estamos de acuerdo, gracias Spielberg), a lo que algunos (no sin dos cojones, todo hay que decirlo) llaman película, con la gorra puesta hacia atrás, que mola mazo y en actitud de picher. Yo no pido para mí, que es pa otro que se está quitando de la política. Así van las cosas.

 

Tanto se metió Arnold en su papel que se salió de la pantalla (y esto no es nuevo). El hombre se niega a indultar a un reo candidato a premio Nobel de la Paz y van y le quitan el nombre al estadio. Eso dice mucho del equipo de fútbol de Graz y de su presidente. Ah, qué no. Que metí la pata. Que fueron los de allí que criticaron al chaval, al californiano de pro. Y Arnold, enfadado con sus viejos amigos, se llevó en la misma partida el escartérgoris y el nombre del estadio. Qué tipo, como cuando los mataba por docenas con la misma bala. Mira que si fue él el que le tiró a dar a JFK, porque éste no le daba en prenda a una de las tantas sobrinas K.

 

Menos mal que hay gente buena por el mundo y por ahí alguno que ha pensado quitarle el disgusto a Arnold a su manera. Le va a poner ese pedasho de museo que se va a cagar la perra, digo yo, porque estará repletito de material de la Santa Inquisición y cosas de ésas de torturas que la CIA reparte por medio mundo con folletos ilustrativos y en quince idiomas (ruso y chino incluído). Ah, que la cago de nuevo, que no van por ahí los tiros. Que el museo está dedicado al actor y no al capullo. Vale, pues ya no digo nada. Cientos de objetos y fotos de cuando era más feo y menos cacho anabolizantre y empezaba a obstinarse en la búsqueda de la Verdad dentro de los gimnasios, porque ya le habían dicho los médicos que a las bibliotecas ni acercarse, por miedo a que se quedara frito. Va a tener mas éxito que el museo de cera de los Lunnis. Seguro.

 

Los austriacos, qué gente para la cosa del show business. No tienen precio. Unos ganadores natos. No, si ya se le vio el plumero a Adolf cuando se fue a trabajar a Alemania, teniendo que emigrar el pobre. Ante semejante panorama, no me extraña. Tener en Graz de hijo predilecto a Chuarchi es algo que envidian hasta los del pueblo de Bono (el nuestro, claro).

 

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