REFLEXION
¿Cuánto odio debe de tenerle uno al mundo para dejar dentro de una bicicleta un explosivo que sabes va a estallar al lado de una sala de urgencias de un hospital?
¿Se sabe si ese odio es sobrehumano? ¿Quién lo infunde en nuestras almas? ¿Quién o qué sirve de reclamo para la detonación en cuerpos que ya están mutilados de alguna u otra manera?
Y cuando uno ve el resultado en los noticiarios, ¿cómo reacciona el artífice de tal masacre? ¿Qué se dice uno a sí mismo en estos casos: ¡Buen trabajo! ¡Ha merecido la pena levantarse hoy! ¡Con esto voy a ser el número uno!?
Y la peor cuestión de todas: ¿Qué les reporta todo eso para no salir corriendo a por un Winchester y saltarse la tapa de los sesos?
p.d. la foto, sacada de aquí, pertenece a la agencia REUTERS.
0 comentarios